Va a salir una entrada un poco larga. Me temo.
Se ha organizado un Master para emprendedores. Es en Cataluña. Y la primera dificultad (emprender siempre está lleno de dificultades) es traducirlo: Postgrau en Emprenedoría per la UPC. (Universitat Politècnica de Catalunya) Emprenedoría vendría a ser la vocación de emprender. Y me temo que no tiene traducción. Si ponemos emprendeduría, aparte que saltan todas las alarmas de los correctores, ¿sabes lo que pasa? Que no me suena bien. Me recuerda a la palabra teneduría, aplicada a la contabilidad. Y me parece una palabra absolutamente desacertada: Como si para llevar BIEN una contabilidad, bastara con TENER los libros.
Hace unos días, Abel Ruíz, Director del Postgrado, me escribió pidiéndome una reseña para incluirla en una promoción en la que se viera que esta iniciativa estaba avalada por decenas de empresarios y profesionales. Se me ha ocurrido algo mejor: escribir aquí la charla que yo daría en ese Postgrado. Ahí va:
Emprender es una actitud. La actitud del descubrimiento. La actitud de la aventura. La actitud de un “buscador” (alguien que no necesariamente encuentra, sino alguien que hace de su vida una búsqueda). Por eso generalmente se relaciona esta palabra con la de vocación.
Las cosas importantes las aprendí en el parvulario. Este es el título de un libro que en su promo dice que es de breves relatos y pequeñas verdades. La principal verdad, cuando lo lees, es que es cierto.
A través de toda la geografía española he estado dando training a casi 4000 vendedores y directivos de la multinacional Würth. Y una de las cosas en las que insistía en cada una de las sesiones era que debían rescatar a ese niñ@ que todos llevamos aún dentro.
Vaya como muestra, las 12 cosas que todos los emprendedores, si convierten su emprendeduría en empresa, deberían aprender de los niños. ….O rescatarlas de ese niñ@ que llevan dentro:
1. Los niños se guían por las leyes de la lógica Los niños se enfrentan a la vida con los ojos abiertos e interpretan las cosas desde su propio punto de vista, sin dejarse llevar por convenciones y prejuicios. Esta actitud es muy positiva también para los emprendedores, puesto que contemplar el mercado y a la competencia con otros ojos puede ayudar a encontrar ideas nuevas y revolucionarias, que son también la simiente del éxito. 2. Los niños son curiosos La curiosidad de los niños no tiene límites, como tampoco debería tenerla la de los empresarios. Para triunfar en el mundo de los negocios, hay que recopilar constantemente nuevas ideas y teorías, estar pendiente de lo que hacer la competencia, y desarrollar las mejorar soluciones empresariales para la propia compañía. 3. Los niños son creativos En lo que a creatividad se refiere, los niños no tienen rival. La misma creatividad que despliegan los más pequeños en todo lo que hacen debería ser desplegada también por los empresarios. Al fin y al cabo, la creatividad genera innovación, clave para triunfar en el mundo de los negocios. 4. Los niños encuentran rápidamente nuevos amigos Para los niños, cada nuevo contacto es un amigo potencial. Aunque es difícil mostrarse tan sociable como un niño, en el mundo de los negocios la capacidad de relacionarse con otras personas es clave, tanto a la hora de encontrar nuevos socios o inversores como clientes. 5. Los niños no conocen límites, sólo obstáculos Para los niños no hay nada imposible. En su camino sólo se interponen obstáculos, que no tienen miedo de sortear. En el camino hacia el éxito empresarial, hay también muchos obstáculos, que deben ser contemplados como lo que son y no como barreras infranqueables. 6. Los niños utilizan siempre sus propios recursos, aunque sean limitados Cuando se topan con un problema, los niños utilizan los recursos que tienen a su alcance, aunque sean limitados, para resolverlo. Un empresario en apuros debería adoptar también este proceder. Si no tiene, por ejemplo, dinero para alquilar una oficina, puede adoptar la decisión de trabajar desde casa, aunque sea manera temporal. 7. Los niños son dependientes Un niño no puede sobrevivir por sí solo. Necesita para ello la ayuda de sus padres, al igual que un empresario necesita también la ayuda de sus socios, sus trabajadores y sus clientes para salir adelante. Una empresa, al igual que un niño, no es nada sin la ayuda de otras personas. 8. Para los niños, la vida es fácil Los niños viven despreocupadamente. Hay cosas que les gustan y otras que no y no tienen problema a la hora de mostrar sus preferencias. Igualmente, para dar nuevos bríos a una empresa, a veces se necesita también una buena dosis de sinceridad y honestidad. 9. Los niños intentan aprender de sus errores Al igual que los niños, los empresarios no deberían tener miedo de cometer errores. A veces los errores son, de hecho, la antesala del éxito, de modo que ¿por qué no equivocarse de vez en cuando? 10. Los niños no le dan demasiada importancia al dinero En el camino hacia el éxito empresarial, el dinero no es el único factor clave. Al fin y al cabo, ¿de qué sirve tener dinero si no hay motivación y alegría en el trabajo? 11. Los niños rara vez se aburren Al igual que los niños, los empresarios no pueden permitirse el lujo de aburrirse. Deben estar permanentemente buscando nuevos desafíos y proyectos. 12. Los niños saben cómo divertirse Una aventura empresarial implica siempre riesgos, pero quien no arriesga no gana. Al igual que los niños no tienen miedo de caerse cuando aprenden a montar en bicicleta, los empresarios deben sacar adelante sus proyectos sin detenerse por los obstáculos que puedan encontrar en el camino.
Para muestra….un botón:
El horizonte no está en la realidad, sino en los ojos que lo miran. Si miras la realidad con tus ojos de niño… el horizonte no tiene límites.
Te abrazo.
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